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EL REPARTO DE ÁFRICA, LA HISTORIA V/S LA CRUDA VERDAD

Reparto de África


La historia

Durante todo el siglo XIX, África mantuvo a los europeos en una especie de encantamiento. El enigmático continente negro no solo producía un interés económico, cultural, religioso, y político. Era algo que abarcaba todos los campos de la actividad humana, desde el simple afán de conocer hasta los móviles más abyectos y viles, como la trata de esclavos. África parecía, como el resto del planeta, un territorio destinado a ser administrado por los “únicos seres civilizados”,  el hombre racional blanco europeo, privilegiado por la naturaleza de ser los únicos existentes según el cogito ergo sum.

El reparto de África fue el proceso de división territorial, colonización y anexión de los territorios africanos durante la década de 1880 y el comienzo de la Primera Guerra Mundial, período denominado como el Nuevo Imperialismo que involucró a Francia, Alemania, Inglaterra, Bélgica, Portugal, Italia y España[1].

 

Las exploraciones del continente africano

Ya en el siglo XVI, los europeos habían explorado el continente y explotado sus recursos. Hacia 1835 habían trazado mapas de la mayor parte del noroeste africano, y en las expediciones de las décadas de 1850 y 1860 descubrieron los grandes lagos y el nacimiento del río Nilo. Para finales de siglo ya habían cartografiado todo el Nilo, el recorrido del río Níger y los ríos Congo y Zambete. De este modo, el mundo descubría los grandes recursos de África.[2]

 

El interés de Europa en África

En un escenario donde la contracción de los mercados y los desbalances comerciales golpeaban la economía europea,  África ofrecía al Reino Unido, Alemania, Francia y otros países un mercado abierto del que se cosecharía un gran excedente: un mercado que comprara más de la metrópoli de lo que vendía en total. Además el interés por el control de las rutas comerciales, la rentabilidad de inversión con mano de obra barata, la abundancia de materia prima y recursos de gran demanda como el cobre, algodón, caucho, té y hojalata, y como si fuera poco la abundancia de oro y diamantes eran alicientes suficientes para despertar la ambición de las naciones europeas.

 

La división del territorio africano

La ocupación no estuvo libre de duros conflictos entre los países europeos. La toma de Egipto y la adquisición del Congo fueron los primeros acontecimientos importantes de lo que se convertiría en una precipitada disputa por el territorio africano. En 1884, Otto Von Bismarck, canciller del Imperio Alemán, organizó la conferencia de Berlín para discutir los problemas que implicaba la expansión colonial en África y resolver su repartición.

Tras la Conferencia (1884-1885), Europa se repartió toda África, con la excepción de Abisinia (actual Etiopía) y Liberia.

África fue fragmentada y se establecieron fronteras arbitrarias según el interés de los europeos, separando pueblos y etnias. El territorio se distribuyó así:

Francia: Argelia, Túnez, parte de Marruecos, África Occidental Francesa, Yibuti, Islas Comoras, Madagascar.

Reino Unido: Egipto, Nigeria, Gambia, Sierra Leona, Ghana, Sudán, Somalilandia, África Oriental Británica, Malaui, Mauricio, Sudáfrica, Botsuana, Rodesia del Sur, Rodesia del Norte.

España: Marruecos, Sahara Occidental, Guinea Ecuatorial.

Portugal: Cabo Verde, Guinea Bisau, Santo Tomés y Principe, Angola, Mozambique.

Alemania: Región Occidental, Región Oriental, Región Sudeste (corresponde a los territorios de Nigeria, Camerún, Namibia, Tanzania.

Italia: Libia, Eritrea, Somalia.

Bélgica: Congo Belga (propiedad del rey Leopoldo II).

La fórmula de reparto establecido en Berlín no supuso el fin de las disputas coloniales entre los países. Con posterioridad se suceden varias tensiones entre estas naciones.

 


La cruda verdad

Cuánto sufrimiento y cuánto olvido debe transcurrir para que desde el oculto pasado surjan las voces indignadas de los testigos y las víctimas de las atrocidades cometidas por los hacedores de la civilización y constructores de la historia. La otra cara de la moneda es lo vivido por los pueblos ultrajados y silenciados a los que la dignidad humana de alguna manera les dará voz, aunque casi siempre demasiado tarde.


La resistencia africana

Los pueblos nativos ofrecieron resistencia a la penetración europea; y aunque dificultaron el avance colonial,  no pudieron impedir la ocupación  del territorio, con excepción de Abisinia en 1896, donde lograron defenderse ante los italianos. Algunos ejemplos de resistencia indígena fueron:

  Las guerras entre Reino Unido y los Ashanti en Costa de Oro (actual Ghana) entre 1824 y 1900

  Resistencia de los Anyong en Nigeria (1904)

  Resistencia del pueblo Nandi en Kenia (1895-1905)

  Zulúes en África del Sur (Guerra anglo-zulú 1879 y revuelta de 1906)

  Herero en África del Sudoeste Alemana (1904-1906)

  La resistencia de los rifeños de Abd el-Krim al protectorado franco-español en Marruecos (1921-1923)

  La oposición libia liderada por Omar Al-Mukhtar a la penetración italiana (1923-1932)[3]

 

El genocidio del Congo

En la conferencia de Berlín, el rey Leopoldo II presentó una imagen de monarca humanitario y altruista, que financiaba asociaciones benéficas para combatir la esclavitud en el África Occidental y costeaba el viaje de misioneros a esas regiones.

Las catorce naciones reunidas en Berlín, y encabezadas por Gran Bretaña, Francia, Alemania y los Estados Unidos, le regalaron a Leopoldo II  todo el Congo. Un territorio 20 veces el tamaño de Bélgica, donde se comprometió a abolir la esclavitud y cristianizar a los salvajes. Las grandes potencias concedieron el Congo al rey de los belgas, sin saber qué clase de persona era y, sobre todo, porque desconocían las grandes reservas de caucho de ese territorio.[4]

Las atrocidades cometidas por este monarca son indescriptibles. 10 millones de habitantes del Congo fueron exterminados. Instauró una brutal esclavitud, y  se aplicaban sádicos castigos para los recolectores de caucho que no entregaban el mínimo exigido. Se violaban constantemente los derechos humanos de los congoleños. Las agresiones iban desde latigazos y agresiones sexuales hasta inhumanas  mutilaciones de manos y pies que dejaron a tribus enteras mancas y cojas, cuando no eran directamente exterminadas aldeas enteras.

 


El exterminio de los Namaqua y los Herero

Alemania intentó exterminar a los pueblos herero y namagua en el suroeste de África. Fue considerado por la ONU en 1985 como uno de los primeros intentos de genocidio en el siglo XX. En total, unos 65 000 hereros (el 80 % de la población total de hereros) y 10 000 namaqua (50 % de la población total de namaquas) fueron asesinados entre 1904 y 1907. Una característica brutal de este genocidio fue la muerte por inanición y el envenenamiento de pozos de las poblaciones herero y namaqua que estaban atrapadas en el desierto del Namib.

 


Los zoológicos humanos

En las naciones europeas, entre 1870 y 1930 se popularizaron los zoológicos humanos. Se exhibían públicamente, y casi siempre itinerante, a mujeres, niños y hombres de carne y hueso, procedentes de África y otras regiones subdesarrolladas. Los indígenas salvajes eran presentados en el siguiente escalón después de los monos y otros animales, con los que incluso compartían jaulas.

En París, Londres y Berlín, las exposiciones fueron todo un éxito. Los "zoológicos humanos" podían encontrarse en Hamburgo, Amberes, Barcelona, Londres, Milán, Nueva York, Varsovia, etc., y entre 200 000 y 300 000 visitantes asistían a cada exhibición. Los Tuaregs fueron exhibidos después de la conquista francesa de Timbuctú; los Malgaches después de la ocupación de Madagascar; las mujeres amazonas de Abomey después de la derrota mediática de Behanzin contra los franceses en 1894.  No acostumbrados a las condiciones climáticas, algunos de los indígenas exhibidos murieron.[5]




Así demostró esa Europa de finales del siglo XIX y principios del siglo XX su superioridad racial, su cultura humana y su elevado nivel de raciocinio.

 

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[1] Ferro, Marc (1 de enero de 2000). La colonización: una historia global. Siglo XXI. ISBN 9682322227.

[2] El reparto de África. Wikipedia. Consultado en abril de 2021.

[3] Kevin Shillington, Historia de África: Segunda Edición, (Nueva York: Macmillian Publishers Limited, 2005)

[4] ABC.es/historia/abci-genocidio-sadico-leopoldo-belgica-congo-peor-crimen-europeo-africa

[5] "Estos zoológicos humanos de la República Colonial", Le Monde diplomatique, agosto de 2000.

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