LOS CONSTRUCTORES EGIPCIOS, LA HISTORIA INCIERTA

 

Con su ejército agotado por la sed y el calor del desierto y superado en número por los 40 000 mamelucos que le cortaban el paso, en su campaña en Egipto, Napoleón levantó la moral de sus hombres con sus palabras: “¡Soldados! ¡Desde lo alto de esas pirámides 40 siglos os contemplan! 

La magnificencia y majestuosidad de los descomunales monumentos egipcios inspiraron a Napoleón y a sus hombres para obtener la victoria. La historia, en su lamentable naturaleza sintética, siempre recoge las grandes hazañas realizadas por personas extraordinarias. Los protagonistas son siempre  generales, reyes, presidentes, faraones, emperadores, y algunos héroes ejemplares; pero son muchas las pequeñas historias, las grandes hazañas y los extraordinarios sacrificios realizados por personas comunes que pasan desapercibido para los historiadores y se quedan confinados en el baúl del largo olvido.

Esas pirámides que inspiraron a Napoleón y siguen causando admiración en el mundo actual son los monumentos más emblemáticos de la antigua civilización egipcia; sin embargo, en los casi cinco mil años de su existencia ningún arqueólogo o egiptólogo ha logrado conseguir algún dato, alguna inscripción que señale directamente al arquitecto o diseñador de tan extraordinarias obras.

Estamos acostumbrados a las varias hipótesis sobre los posibles métodos de construcción utilizados y a toda la información asombrosa alrededor de estas pirámides; pero es muy poca o casi nula la información sobre los genios que estuvieron tras su diseño colosal. Por alguna razón cultural, religiosa o política, los constructores egipcios de la antigüedad fueron totalmente reservados a la hora de darse el reconocimiento por sus obras.

Imhotep, el gran sabio

Durante el tiempo del faraón Zoser (2650 a.C.) vivió el gran sabio y polímata Imhotep, quien desempeñó importantes cargos de príncipe heredero, visir, inspector de todo lo que el cielo trae, gran sacerdote de Heliópolis, maestro de obras, maestro escultor, patrón de los escribas, astrónomo y médico.

En el gobierno de Zoser, según los historiadores,  fue erigida la primera construcción en piedra: “la pirámide escalonada”, con 60 metros de altura, situada sobre la meseta de Saqqara al sur de El Cairo. Imhotep es considerado como el arquitecto de este complejo funerario a raíz de una inscripción encontrada en la base de la estatua de Zoser, que lo titula como “maestro de las obras del faraón”. No se especifica directamente que Imhotep sea el arquitecto de esta memorable obra, pero resulta muy sencillo y tentador asumir que así fue dado el talento intelectual de este personaje.

 

Imhotep, gran sabio egipcio

El discreto desconocido

Otra obra de mucho interés, aunque menos espectacular que las pirámides, es el complejo de tumbas de tipo mastaba que se extiende por los lados oriental y occidental de la Gran Pirámide, en la meseta de Gizeh. Durante varios años, los egiptólogos G. Reisner y H. Junker realizaron un trabajo de catalogación en la segunda década del siglo XX, empleando un elaborado sistema en donde se incluían todas las mastabas de la planicie.  En el cuadrante G 4.000, al sudoeste del complejo funerario de Kéops, se encuentra el núcleo más nutrido de tumbas, donde fueron enterrados personajes importantes del círculo cercano del faraón.  Una de las mastabas resaltaba por su gran tamaño.  En el serdab —la habitación de la tumba en donde se coloca la escultura para albergar el Ka del difunto— Junker, el egiptólogo austriaco, descubrió la estatua de un personaje desconocido, en cuyo pedestal se podía leer el nombre de "Hemiunu".

Mastaba de Saqqara

La sorpresa de Junker fue grande cuando leyó en el resto de la inscripción que acompañaba al nombre los títulos de este desconocido individuo: hijo del noble Nefermaat, visir y jefe de las obras del faraón Kéops … ¿Quién era este personaje que tenía el mismo título de jefe de las obras del faraón, ostentado por Imhotep en los tiempos de Zoser? ¿Era acaso el arquitecto que había diseñado la Gran Pirámide de Kéops?

En la lectura de los jeroglíficos se descubrió que Hemiunu fue sobrino de Kéops. Este hallazgo era de suma importancia; pero lo que hasta hoy llama la atención es que por alguna razón, Hemiunu ha sido casi totalmente invisibilizado y marginado por la historia cuando se habla de la Gran Pirámide. La mayoría de los arqueólogos actuales dudan de la autoría de Hemiunu, mientras que otros pocos infieren por los datos encontrados que efectivamente Hemiunu fue el arquitecto de la Gran Pirámide.

Lo que llama la atención de este curioso caso es el hecho de que ningún personaje egipcio se haya atribuido directamente la autoría arquitectónica de alguna pirámide, más aún cuando se ha comprobado  en algunas biografías de personajes importantes de la historia de Egipto que estos se vanagloriaban de sus actividades y logros alcanzados en su vida.

Mientras tanto, la estatua de Hemiunu se encuentra en la actualidad en el museo de Hildesheim en Alemania, esperando que quizá la historia, en alguno de sus giros, le otorgue el título que él mismo no se atrevió a otorgarse.

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