Si algún habitante de occidente piensa en una antigua
construcción que represente a la cultura china, la Gran Muralla siempre viene a
su mente. En el caso de Egipto sucede lo mismo con sus pirámides; pero, ¡hablar
de pirámides chinas! Pues sí. En China existen pirámides con una historia tan tradicional
como desconocida y también tergiversada por la visión exótica de muchos autores
y medios occidentales.
Todo empezó con el misterio de la “Gran Pirámide Blanca”.
El 28 de marzo de 1947, el diario New York Time publicó la historia del Coronel
Maurice Sheahan, Director para Asia Oriental de Trans World Airlines, quien
afirmó que durante un vuelo había avistado una pirámide en la región de Xi’an.
Dos días después en el mismo diario aparecería una foto de la mencionada pirámide.
De alguna manera, desde entonces surgió una afirmación popularizada acerca de
un piloto de la Fuerza Aérea del Ejército de los Estado Unidos, de nombre James
Gaussman, a quien se le atribuyó el avistamiento de la pirámide.
Este hecho sirvió para que autores sensacionalistas como
Hartwig Hausdorf atribuyera la construcción de la pirámide a extraterrestres, y
otros autores como Phillip Coppens se
empeñaran en llamar la atención del mundo occidental sobre los particulares monumentos.
Gracias al trabajo de Chris Maier, la pirámide de la
fotografía fue reconocida como el Mausoleo Maoling de Wu, el sexto
emperador de la dinastía Han, quien gobernó entre el 141 y el
87 a. C.
Los científicos de occidente, mucho antes de la
publicación del artículo en New York Time en 1947, ya conocían de la existencia
de las pirámides chinas como quedó demostrado en la publicación, también de
1947, de la revista Sciencie News Letter, en cuya reseña se leía que las
pirámides de esta región de China están construidas con barro y arena y se
parecen más a montículos que a las pirámides de Egipto.
La más grande y antigua de las pirámides chinas es la llamada “Pirámide
de Xi’An”. A diferencia de la popular creencia que asegura que esta debía tener
una medida de 300 metros, los arqueólogos sostienen que esta tuvo una
altura de entre 50 y 70 metros, llegando a medir casi 350 metros de lado. Su
técnica de construcción difiere mucho de las pirámides egipcias. Está
construida con cerca de 3,5 millones de toneladas de tierra apisonada, y sirvió
de tumba al primer emperador de China Qin Shi Huang, fallecido en el 210
a. C.
Por su lado, Hausdorf afirmaba que su estructura arquitectónica era
muy similar a las pirámides mexicanas de Teotihuacán, es decir, una construcción
a base de terrazas superpuestas, como si se tratara de plataformas escalonadas.
La Pirámide de Xi’An viene a
ser el centro de un inmenso complejo funerario de aproximadamente 6000
hectáreas. Existen antiguos relatos que mencionan que en el mausoleo está
representado el reino de China con maquetas de sus palacios, cielo estrellado,
y ríos y lagos recreados con mercurio. La cámara funeraria del emperador nunca
ha sido abierta; pero en recientes análisis del terreno circundante se ha
comprobado la presencia de este elemento químico, lo que pudiera corroborar la
veracidad de los relatos.
La extraña falta de importancia
que le ha dado el gobierno chino a las pirámides y la acción indetenible de la
naturaleza han hecho que en la actualidad tanto la Pirámide de Xi’An como el
resto construidas con posterioridad en un radio de 100 km alrededor de Xi'an,
en las llanuras de Qin Chuan permanezcan como montículos cubiertos con
vegetación.
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Bibliografía
http://whc.unesco.org/fr/list/1135
N. Ares. La historia perdida. 2003
The Science News-Letter, Vol. 51, No. 15. (Apr. 12, 1947)
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