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🌎🚢MAGALLANES EL NAVEGANTE, LA VUELTA AL MUNDO EN MEDIO DE LA TRAICIÓN, EL HAMBRE Y LA MUERTE 🌎

 

Magallanes el navegante temerario


Aquella mañana del 20 de septiembre de 1519, el sonido de artillería que anunciaba la partida de las naves del puerto de Sanlúcar de Barrameda marcaba la primera victoria del tenaz y temerario ex–soldado de la armada portuguesa, descendiente de una familia noble, ahora convertido en Capitán General al servicio de Carlos I de España y V del Sacro Imperio romano.

Fernando de Magallanes se encontraba al frente de una gran expedición que le había costado supremos esfuerzos, grandes sacrificios y el hecho de soportar difíciles relaciones personales y diplomáticas cinceladas en cierto grado por su escasa habilidad para la comunicación. Su personalidad reservada y su aspecto de hombre tosco, de baja estatura, cojo, introvertido y testarudo no le facilitaron antes su agria relación con Manuel I, rey de Portugal, ni ahora tampoco ayudó mucho en el arduo proceso para conseguir el apoyo financiero y la organización de su proyecto expedicionario en el reino de España. Sin embargo, su orgullo hidalgo, la sobrada confianza en sí mismo, su experiencia como soldado de la armada portuguesa en el Índico, su vasto conocimiento sobre los mares, y sobre todo, la propuesta de abrir una nueva ruta marítima hasta las islas de las Especias sin cruzar los dominios de Portugal  lograron finalmente ponerlo al frente de una flota de 5 naves y 239 tripulantes de varias nacionalidades con los que realizaría su anhelada aventura.

 Tenía sobre sus hombres la responsabilidad de encontrar una nueva ruta marítima hacia las islas de las Especias  (o  islas Molucas, en Indonesia). En 1494 se había firmado el Tratado de Tordesillas entre los representantes de los reyes de Castilla y de Aragón, por una parte, y los del rey  de Portugal, por la otra, en virtud del cual se estableció un reparto de las zonas de navegación y conquista del océano Atlántico y del "Nuevo Mundo" (América) mediante una línea situada a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde para evitar un conflicto de intereses entre la Monarquía Hispánica y el Reino de Portugal. Magallanes propuso a Carlos V, llegar hasta las Molucas navegando hacia el oeste, ya que de acuerdo a sus cálculos –que resultaron errados- las islas de las Especias se encontraban en la zona de influencia de España.

 

Tratado de Tordesillas. Cuando España y Portugal se repartieron el mundo

Fueron muchas las horas de estudio de documentos, mapas, cartas e informes de navegación invertidas por Magallanes y su socio Ruy Faleiro para calcular la ruta del viaje; aun así, su aventura no tenía ningún antecedente en la historia. Un destino incierto, mares, tierras, distancias y pueblos desconocidos los esperaban. Su viaje consistía en navegar alrededor del Cabo de Hornos, cruzar hasta las Molucas, embarcar un cargamento de especias y regresar por la misma ruta, reclamando las islas para España.

La flota partió desde Sanlúcar hasta las islas Canarias, de allí se dirigió hacia las islas de Cabo Verde para luego cruzar el Atlántico hasta la costa sudamericana, llegando a la actual bahía de Río de Janeiro en diciembre de 1519.

 

Los primeros problemas durante el viaje

Antes de llegar a la costa de Río de Janeiro Magallanes tuvo que enfrentar la hostilidad de Juan de Cartagena, capitán de la nave San Antonio, que se negaba a reconocerlo como Capitán General de la expedición.

 Las desavenencias se incrementaron cuando la búsqueda del canal descrito en los mapas de los cosmógrafos Schöner y, Behaim y que Magallanes se proponía hallar resultaba infructuosa durante semanas y luego meses.

Los marineros han de luchar casi a diario contra los huracanes; los temibles "pamperos" de aquellos parajes, los bruscos embates del viento que rompen mástiles y rasgan velas; el frío arrecia de día en día, crece la oscuridad y el paso no aparece. Será preciso desquitarse de las semanas perdidas. Mientras la flota rebuscaba todos los recodos, todas las bahías, el invierno les ha dado alcance, y ahora tienen delante el peor enemigo, el más peligroso, que les cierra el camino con sus tormentas. Ha pasado medio año, y Magallanes no se cree más cerca de su objetivo ahora que cuando zarpó en Sevilla.[1]


El frío brutal de la costa sur  desesperaba a los marineros que tenían que dormir en cubierta en condiciones casi de congelamiento, mientras las raciones de comida fueron reducidas por orden del Capitán General, y tanto la baja temperatura como la soledad de esos parajes inhóspitos, la incertidumbre y el hambre empezaron a dar origen a motines en las naves.

Los capitanes Gaspar de Quesada y Luis de Mendoza, junto con Antonio de Coca y Juan de Cartagena, se amotinaron contra el Capitán General por desacuerdo con el mando, pretendiendo regresar a España por considerar que la expedición había fracasado, al no haber encontrado hasta entonces el paso al mar del sur. Entre los amotinados estaba Juan Sebastián Elcano, que en el levantamiento tomó el mando del  San Antonio después de que los sublevados prendieran a su capitán, Álvaro de Mezquita. ​

La insurrección fue reprimida con la muerte de Mendoza, capitán del Victoria. Magallanes condenó a muerte a Quesada, que fue ejecutado, y desterró a Juan de Cartagena y al clérigo Pedro Sánchez de la Reina, que fueron abandonados en aquellas tierras cuando partieron. Perdonó a más de cuarenta hombres por ser necesarios para la expedición.[2]

El 3 de mayo se perdió la nave Santiago, que se hizo añicos contra las rocas en la desembocadura del río Santa Cruz (costa argentina).

 

Antes de entrar al estrecho otro barco desertó. La tripulación del San Antonio se sublevó y optó por regresar  a España. Fue una pérdida muy importante, porque era el barco  más grande y el que llevaba más reservas de alimentos.

 

 

Naufragio de nave de Magallanes


El estrecho

 

Cruzar el estrecho fue muy difícil, dado lo complicado de la costa. Para ello una nave se adelantaba en exploración buscando el mejor camino y volviendo sobre sus propios pasos para hacerse seguir por el resto hasta la zona explorada.


Estrecho de Magallanes


Mientras navegaban por el estrecho, la tripulación avistó numerosas hogueras en la costa sur, encendidas por los indígenas que habitaban ese territorio. De allí que denominaron al mismo "Tierra del Fuego".

 


El pacífico

Magallanes pensaba que la parte más difícil del viaje ya había pasado y solo restaba un breve crucero hasta las ricas islas de las Especias. Pero la mala suerte quiso que Magallanes no encontrara en el largo derrotero de tres meses por el océano Pacífico, ningún punto de tierra firme hasta su llegada a las islas Marianas, por lo que la hambruna y el escorbuto azotaron a su tripulación. Así lo relata Antonio Pigafetta:

La galleta que comíamos ya no era más pan sino un polvo lleno de gusanos que habían devorado toda su sustancia. Además, tenía un olor fétido insoportable porque estaba impregnada de orina de ratas. El agua que bebíamos era pútrida y hedionda. Por no morir de hambre, nos hemos visto obligados a comer los trozos de piel de vaca que cubrían el mástil mayor a fin de que las cuerdas no se estropeen contra la madera... Muy a menudo, estábamos reducidos a alimentarnos de aserrín; y las ratas, tan repugnantes para el hombre, se habían vuelto un alimento tan buscado, que se pagaba hasta medio ducado por cada una de ellas... Y no era todo. Nuestra más grande desgracia llegó cuando nos vimos atacados por una especie de enfermedad que nos inflaba las mandíbulas hasta que nuestros dientes quedaban escondidos....[3]

A consecuencia de la falta de víveres frescos se presentó el escorbuto. Las encías de los atacados empiezan a hincharse y luego se corrompen; y los dientes oscilan hasta desprenderse, se forman tumores en la boca y, por fin, el paladar se hincha y duele de tal manera que, aun cuando tuvieran alimentos, los desgraciados no estarían ya en estado de tragarlos, hasta que sucumben. También a los supervivientes les quita el hambre y las últimas energías.

Con las piernas lastimadas o estropeadas, andan a duras penas, apoyados en bastones, o se acurrucan en cualquier rincón. No menos de diecinueve, o sea casi un décimo de la tripulación, perecen en este cortejo del hambre, en medio de horribles sufrimientos.[4]

 

Escorbuto en el viaje de Magallanes

En la isla de Mactán

Cuando Magallanes se da cuenta de la inmensidad del Pacífico entiende que las islas de las Especias no están en la esfera de influencia castellana, por eso decide tomar otro objetivo: las islas Filipinas.

El 16 de marzo llegaron a Sámar, fueron los primeros europeos en avistar las islas Filipinas. Al comprobar los recursos de aquella tierra, Magallanes decide meterse en la política local de esas islas para sacar partido. Para asegurar una alianza con un jefe indígena de la región,  se propuso derrotar a su enemigo Lapulapu, el jefe de la isla de Mactán.

El portugués decide entonces invadir la isla junto con otros 40 tripulantes. En la madrugada del 27 de abril de 1521, Magallanes y sus marinos llegaron a la playa de Mactán para luchar contra Lapulapu y mil de sus hombres. Magallanes estaba tan seguro de su victoria que pidió a los otros capitanes que no se involucraran en la lucha.

A medida que avanzaba la batalla, los hombres de Magallanes empezaban a quedarse sin municiones y los de Lapulapu avanzaban. Un indígena le clavó una lanza en la pierna a Magallanes, haciéndolo caer. En ese momento todos los indígenas corrieron a él y lo lancearon, falleciendo en combate. Los españoles perdieron la batalla y Magallanes había caído en combate sin haber llegado siquiera a las Molucas, las islas de las especias, que se encontraban a solo unos días.

 

Muerte de Magallanes

Un nuevo comandante

 

Juan Sebastián Elcano

El capitán español Juan Sebastián Elcano quedó como el nuevo comandante de la expedición, y fue bajo su mando que navegaron hasta el destino que ambicionaba Magallanes: las islas de las Especias o las islas Molucas, a donde llegaron en noviembre de 1521.

El 18 de diciembre de 1521, con las dos naves cargadas de clavo, se dispusieron para partir de regreso a España. Pero, cuando todo estaba listo para zarpar  se descubrió una vía de agua en la Trinidad, lo que exigía una larga reparación. Se acordó que la nave Victoria volviera a España por la ruta de la India y que la Trinidad se quedara en el puerto de Tidore para ser reparada y regresar por el Pacífico hasta Panamá. El día 21 la Victoria partió en solitario hacia el oeste.

El trayecto de la Victoria fue muy difícil, la nave estaba maltrecha después de tres años de navegación. Desde la isla de Timor hasta que llegan a las islas de Cabo Verde, en el Atlántico, no pisan tierra, y nuevamente deben enfrentarse a los problemas de hambre, sed, y cansancio extremo.

Elcano, al mando de la nave Victoria, atravesó el océano Índico y dando la vuelta a África, evitando cuidadosamente los puertos africanos, controlados por los portugueses. Regresó a la costa española y recaló en Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522, tres años después, con tan sólo 18 tripulantes famélicos y hambrientos, completando así la primera circunnavegación a la Tierra.

Gracias a la Providencia, el sábado 6 de septiembre de 1522 entramos en la bahía de San Lúcar [...] Desde que habíamos partido de la bahía de San Lúcar hasta que regresamos a ella recorrimos, según nuestra cuenta, más de catorce mil cuatrocientas sesenta leguas, y dimos la vuelta al mundo entero [...] El lunes 8 de septiembre largamos el ancla cerca del muelle de Sevilla, y descargamos toda nuestra artillería.[5]

 

Los muertos no hablan, pero tienen dolientes

En toda España el retorno del barco de la flota de Magallanes causó una gran admiración y algarabía. Se demostraba con hechos la redondez de la tierra y la continuidad de los mares. Se superaba definitivamente la cosmografía imperante hasta entonces de los griegos y romanos, y las anquilosadas creencias mitológicas. Sólo un puñado de hombres no celebró la hazaña. Se trataba de los capitanes sublevados y el piloto de la nave San Antonio quienes abandonaron la expedición y regresaron a España y en sus declaraciones ante el tribunal del Rey habían difamado a Magallanes y dado por sentado que toda la expedición estaba en el fondo del mar. El tribunal del Rey no confió del todo en su testimonio y los mantuvo en prisión preventiva hasta escuchar otra versión si los barcos regresaban. Pero la fortuna sonreía para los prisioneros al enterarse que Magallanes, su principal acusador había muerto y el único barco retornado estaba al mando de Juan Sebastián Elcano, su cómplice en la sublevación del puerto de San Julián, para quien sería imposible acusarlos de un delito en el cual él había participado.

 Elcano se encargó de ocultar al Rey cualquier rastro de Magallanes, cuando le fueron solicitados los documentos del viaje se excusó diciendo que todo lo que había escrito Magallanes se perdió con las naves hundidas. Extrañamente tampoco se mostró el diario de Pigafetta, quien había sobrevivido. Así los sublevados salían de prisión con la ayuda de Elcano y la figura de Magallanes se difamaba y se relegaba al olvido mientras Elcano y los sublevados  cosechaban todos los honores y  la gloria.

Comenta Zweig que “la injusticia sube de punto con la recompensa a aquel Esteváo Gomes que había desertado en el estrecho de Magallanes, y que ante el tribunal de Sevilla afirmó que no se había hallado el paso y sí únicamente una bahía abierta. Esteváo Gomes precisamente, que con tal descaro negaba el descubrimiento de Magallanes, recibe un título de nobleza por el mérito "de haber hallado el paso como guía y primer piloto". Toda la fama, todo el mérito de Magallanes recaen en aquellos que más encarnizadamente intentaron impedir, durante la expedición, la que fue empresa de su vida.”.[6]

Pero como todo muerto tiene doliente, Antonio Pigafetta, quien en España había mantenido silencio, consciente de la injusticia fraguada, una vez que regresa a su tierra escribe su libro donde no dedicará ni una sola palabra a Juan Sebastián Elcano en la navegación de regreso, y relatará toda la verdad del viaje que hoy conocemos. Dice entonces de Magallanes:

Espero  que la fama de un capitán valeroso como fue él jamás se borrará de la memoria del mundo. Entre las otras muchas virtudes que le adornaban, sobresalía la de su firmeza, superior a la de los demás, hasta en medio de la mayor desgracia. Soportó el hambre con más paciencia que otro alguno. No había otro hombre en toda la tierra tan entendido en el conocimiento de los mapas y de la náutica. Y la verdad de esto se manifiesta en que llevó a cabo lo que antes nadie supo ni tuvo ánimo para llegar a descubrir.[7]

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Fernando de Magallanes



[1] Magallanes. Stefan Zweig

[2] Bernal, Cristóbal (17 de enero de 2015). Relación de varios acaecimientos sucedidos a la armada de Magallanes cuando iba a la Especiería, y vuelta de la nao San Antonio el 8 de mayo de 1521, que surgió en el puerto de las Muelas.

[3] Antonio Pigafetta. Relación del primer viaje alrededor del mundo.

[4] Magallanes. Stefan Zweig

[5] Antonio Pigafetta. Relación del primer viaje alrededor del mundo

[6] Magallanes. Stefan Zweig

[7] Magallanes. Stefan Zweig

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1 Comentarios

  1. la expedición, que se conoció como la Armada de la Especiería, se formó y salió en Sevilla, principalmente por la Casa de la Contratación, pasó por Sanlúcar de Barrameda pero no empezó en Sanlúcar. Los documentos están claros en el Archivo de Indias, no entiendo esa moda actual de borrar de la Historia a Sevilla

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