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LA CIVILIZACIÓN MINOICA, EL MISTERIO AÚN NO DEVELADO

 


 

Para los investigadores, Creta es un verdadero fantasma, del que sólo se vislumbra una silueta rodeada de sombras. A pesar de los contundentes hallazgos realizados a comienzos del siglo XX, muchas de las características de esta cultura insular, eminentemente marítima, continúan rodeadas de misterio.

Durante mucho tiempo las descripciones homéricas sobre la pródiga Creta fueron consideradas simple mitología. Pero cuando los investigadores encontraron los restos de algunos palacios, joyas y cerámicas cretenses, que evidenciaban la existencia en la isla de una civilización muy peculiar, los poemas épicos del narrador griego se transformaron en instrumento importantísimo para los arqueólogos en su intento por correr el velo de la historia helénica.

Uno de los hallazgos que mayor impresión causó dentro del grupo de los expertos fue el de las tablillas escritas, en las cuales se logró descifrar quizá la primera manifestación lingüística de los egeos. Los habitantes isleños utilizaban una escritura pictográfica similar a la de los egipcios, que con el tiempo hacia el año 1700 AC se transformó en una escritura lineal.

Escritura lineal A


Un par de siglos más tarde, tal vez por pura necesidad, esta escritura, catalogada por los lingüistas como “lineal A” fue reemplazada por otra, llamada “lineal B”, de caracteres similares. El asombro de los especialistas continuó creciendo cuando se descubrió que no sólo en Creta había sido utilizada la escritura lineal B. En Pilos y Micenas, localidades de Grecia continental, se hallaron también tablillas con características idénticas.

Escritura lineal B


Probablemente, especulan los científicos, hubo a mediados del II milenio AC una pequeña migración de habitantes continentales a la isla de Creta, quienes se encargaron de asimilar las enseñanzas caligráficas y las llevaron a la práctica en sus propios pueblos. Sin embargo; las milagrosas tablillas no aportaron los datos esperados: libros de contabilidad, listas de personas, conteo de animales. Nada concreto sobre las costumbres, aventuras o evolución de la civilización como tal. Los documentos cretenses, escritos sobre la corteza de árbol o papiro, no resistieron el paso del tiempo y se perdieron junto con la clave del misterio minoico.

 

Los reinos de Creta

La civilización minoica recibe su nombre del poderoso rey Minos, amo y señor mitológico de la ciudad de Cnosos, capital de Creta. Su pasado más remoto se remonta al III milenio AC, cuando sus artesanías y costumbres se semejaban a las de las demás culturas egeas.

 Una vez más la aparición de los metales desencadenaría la transformación social y económica de los cretenses. Las circunstancias son una incógnita, pero lo cierto es que los tres reinos que se compartían la isla coma Malliá, Festos y Cnosos, se unificaron de alguna manera bajo la hegemonía de esta última.

Los indicios sugieren que los grandes señores construían palacios majestuosos que nacían alrededor de un patio central y que comprendían numerosos locales de artesanos, vestíbulos y habitaciones comunicados entre sí por corredores. Llama la atención que Creta, a diferencia de sus vecinos continentales, carecía de fortificaciones, lo que puede indicar, según algunos, que su periodo se caracterizó por la ausencia de grandes guerras. Antes que pensar en conflictos, los minoicos concentraron todo su poder en el desarrollo marítimo y comercial y en los productos de exportación. Pero además, la paz estaba garantizada por una poderosa flota que hacía de Creta un potente imperio marítimo, que controlaba todas las rutas mercantiles del Egeo. Telas, cerámicas, artesanías e incluso armas, serán exportadas a las regiones de Egipto, Siria, Asia Menor, Grecia continental e Italia.


Ciudad minoica


El desarrollo era sostenible. La mayor de las ciudades cretenses, la legendaria Cnosos, contaba con una población aproximadamente de 100,000 habitantes, cuando una misteriosa catástrofe estuvo a punto de borrarla del mapa, hacia el siglo XVIII AC. Hasta el momento no se sabe si fue un terremoto, un incendio o el poderoso ataque de algún enemigo. Lo cierto es que sobre los cimientos de la destrozada ciudad no tardaron en levantarse nuevas construcciones, no menos importantes.

Los primeros invasores llegaron de Grecia continental hacia el año 1450 AC. Su dominio inicial sobre la ciudad de Cnosos no amenazó la independencia cultural de la mayoría de las comarcas cretenses, debido tal vez al escaso número de los conquistadores. A la larga, al contrario de lo que podría pensarse, los nuevos habitantes de Creta, si bien introdujeron algunas técnicas del continente, asimilaron la cultura insular y se adaptaron a ella.

 

El misterio

Cuando la civilización minoica se encontraba en una edad de plena expansión artística, social y económica, se presentó lo inesperado. Un suceso que no ha podido ser dilucidado por la arqueología moderna. Hacia el año 1400 AC, Cnosos desapareció de la faz de la tierra, junto con sus núcleos más importantes. El misterio sólo ha podido ser objeto de especulaciones, simples hipótesis y premisas.

Unos opinan que la monarquía griega del Señor de Cnosos fue tan violenta que los habitantes se rebelaron de igual forma, lo que llevó a la devastación de todas las ciudades. Otros piensan en una catástrofe natural, mientras algunos hablan de una posible invasión griega de consecuencias fatales. Ninguna ha sido suficiente para explicar el misterio de la desaparición de la civilización minoica; como tampoco han sido suficientes los indicios con que se cuenta para develar los extraordinarios secretos que encierra la isla mediterránea. La información de que se dispone está llena de vacíos que impiden la confección de un hilo histórico continuo y coherente. La vida cotidiana de los cretenses, por ejemplo, cuáles eran sus costumbres, el discurrir de sus días, permanece en la oscuridad.



Hasta ahora, solo los numerosos frescos encontrados en las paredes de los palacios cretenses desenterrados y las piezas de cerámica y joyería, ofrecen algún precario indicio. En las obras pictóricas, la información es escasa: escenas de la vida cortesana, banquetes, símbolos, una suerte de juegos de salto. Y las piezas escultóricas probablemente representan a las formas de la divinidad, que presenta casi siempre la forma de animales como la serpiente, el toro y la paloma. Al parecer rendían culto a la fertilidad y el hacha doble o Labrys era un símbolo religioso corriente. Pero lo más grande está por descubrir. Falta encontrar la llave que abra la puerta del misterio de la civilización minoica.


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